Carácter distintivo del anthropos es la constante repetición de la antropogénesis.
La antropogénesis es evidente y recursiva allí donde predomina la indiscernibilidad entre proceso formativo y esquemas operativos completamente desarrollados. Entre los ámbitos entre los cuales el resultado cumple fielmente la premisa, salta por su importancia el lenguaje verbal.
El lenguaje verbal humano surge de la carencia de un código de señales relacionado de un modo unívoco con las diversas configuraciones del ambiente circundante. Esta carencia, unida a la capacidad fisiológica genérica de proferir sonidos articulados, define lo que llamamos facultad del lenguaje. Facultad significa potencia. Porque es una potencialidad amorfa e inarticulada, la facultad del lenguaje no se alza sobre sí misma. Se recorta sobre el fondo de sus ejecuciones. Tomar la palabra rompiendo el silencio equivale a reproducir en pequeña escala la escena primaria del discurso humano.
Esto que vale para el lenguaje verbal, vale también para la temporalidad humana: plena coincidencia entre orígenes y condiciones permanentes. Y también en el caso de la cronogénesis dicha coincidencia se refiere a la dupla potencia / acto.
No hay trazas del tiempo allí donde falta la experiencia del no-ahora.
Quien dice “no-ahora”, dice potencia. Lo potencial es, por definición, ausente. Quien dice “ahora” dice acto. Ser en acto significa ser presente. Potencia y acto son conceptos temporalizantes.
La cronogénesis, es decir la dupla inactualidad / presencia, está trabajando en cada fragmento individual del devenir. Cualquier momento histórico comprende en sí potencia y acto, no-ya y ahora, un aspecto lacunoso y otro saturado.
Extraido de Cuando el verbo se hace carne, Lenguaje y Naturaleza humana de Paolo Virno
lunes, 12 de noviembre de 2007
No-ahora
Polvo y objetos encontrados
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario